La educación y concienciación con respecto a la naturaleza y los seres que la habitan es uno de nuestros principales objetivos. Por eso, a lo largo del curso escolar han sido varios los colegios e institutos que han venido hasta nuetras instalaciones para pasar una mañana diferente, tocando, sintiendo y en definitiva aprendiendo, no sólo de la naturaleza, sino también de ellos mismos.
Uno de ellos fue el de nuestros vecinos más próximos, el colegio de Villarquemado. Aquí os dejamos el artículo del Diario de Teruel donde os contamos la experiencia que vivimos juntos a ellos.
Os copiamos el artículo para facilitar su lectura.
Durante estos meses de abril y mayo, el prado que precede al Centro de Recuperación y Observación Ambiental (C.R.O.A.) de El Cañizar en Villarquemado, se va vuelto a llenar de risas y juegos con la visita de distintos centros hasta nuestras instalaciones para disfrutar de una mañana llena de talleres y emociones.
Uno de los Centros que ha venido hasta el C.R.O.A. ha sido el Colegio de Villarquemado. Nos hacía mucha ilusión recibir a nuestros vecinos más jóvenes y poder compartir con ellos y ellas toda una mañana, aprendiendo y conociéndonos, dado que el C.R.O.A. es también su casa.
Como siempre nos organizamos para realizar tres talleres simultáneos, dividiendo a nuestros visitantes en tres grupos y que fueran rotando. Aprendieron la importancia del Anillamiento Científico y pudieron acercarse al maravilloso mundo de las aves, a través de tres pajarillos que habíamos capturados durante la mañana y que fueron anillados y liberados, entre las caras y gestos de emoción de los presentes. Tocaron y admiraron cuernos, cráneos y distintos restos de la actividad biológica de los animales del entorno, a través de nuestro taller de Rastros, Huellas y Señales, conociendo así, las distintas formas de vida y costumbres de los animales con los que compartimos nuestras vidas, y que muchas veces resultan unos grandes desconocidos al ser difíciles de observar en el medio natural. Y por último,nos acercamos hasta el oculto universo de los invertebrados, “esos bichos” que vemos habitualmente, pero a los que prácticamente no prestamos atención por su pequeño tamaño. Para ello nos ayudaron los habitantes de nuestras pequeñas lagunillas, a los que capturamos con delicadeza para poder observarlos detenidamente en el aula y disfrutar de sus espectaculares estructuras y sus fascinantes formas de vida. Y aunque al principio estos pequeños animales les causan algo de repelús, en seguida, su curiosidad y ganas de aprender se imponen, emocionándose con cada uno de los individuos capturados, sobre todo cuando los pueden observar alguna de sus estructuras a través de la lupa binocular. Terminamos el taller liberándolos de nuevo en su medio, agradeciéndoles la ayuda prestada en aras a conocer, sentir y, porque no decirlo, amar, el medio natural que nos rodea y del que formamos parte.
Esperamos volver a vernos el curso que viene en el C.R.O.A., con nuevos talleres y actividades que nos sumerjan otra vez en esta experiencia tan maravillosa de conocer y sentir la naturaleza, a través de sus habitantes.