Laguna de El Cañizar

La laguna de El Cañizar, amplia y extensa, constituye un deletie para nuestros sentidos. El agua, cuyos niveles varian según la época del año, es una inmensa fuente de vida, que da lugar a que en el entorno habiten distintas especies. El atardecer en la laguna es un espectáculo único, en el que se combinan los cantos de aves y anfibios, pudiendo disfrutar de un concierto exclusivo y diferente cada día, con la variación de la paleta de color, conforme el sol avanza hacia el ocaso. Imágenes y sonidos que quedarán, a buen seguro, anclados en vuestra memoria.

El Prao, camino de Cella a Villarquemado

Pasear por el camino del Prao entre Cella y Villarquemado supone trasladarse a otra época ya lejana. Es un lugar donde nuestros abuelos y bisabuelos pastoreaban al ganado que suponía el sustento de toda la familia. El agua brota a través de la tierra dejándonos vislumbrar el gran acuífero que se encuentra bajo nuestros pies. Durante el recorrido podemos viajar en el tiempo, e imaginarnos que somos esos pastores que todos los días salian, lloviera o hiciera sol para acompañar a vacas y ovejas en su camino. Pasear por el Prao nos permite acercanos a tradiciones y usos, que se pierden en el tiempo y que forman parte de nuestra historia.

El valle del Jiloca, subida a Peña Palomera

Peña Palomera, atalaya del Valle del Jiloca, que desde hace siglos lo vigila permaneciendo impasible a los cambios que se producen. Coronar una cima puede ser costoso, pero muy gratificante. Nuestra respiración se entrecorta, la sangre circula más rápido acelerando nuestro pulso y la emoción nos embarga conforme nos acercamos a la cima. Y una vez llegamos a nuestra meta, respiramos hondo, nos relajamos y disfrutamos de un paisaje maravilloso, observando la extensión de la fosa del Jiloca. Desde allí podemos visualizar en nuestra mente la falla que se sitúa a nuestros pies e imaginar como el terreno se ha ido hundiendo poco a poco, a lo largo de miles de años, hasta conformar el paisaje que vemos en la actualidad.