Comarca de Teruel

Chopo cabecero del Remolinar en Aguilar del Alfambra y estrecho del rio AlfambraChopo Cabecero

El chopo cabecero es el árbol del pueblo, ejemplo tangible y vivo de la gestión ordenada y sostenible de los recursos naturales que nuestros antepasados han venido haciendo durante siglos. Por el tronco de los árboles fluye la savia que da energía directamente a la tierra. Las raices del árbol nos conectan con la tierra y sus ramas con el cielo. Cuando caminamos entre los árboles podemos llegar a sentir la energía que desprenden. Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza, nos dan herramientas para sanarnos, relajarnos, fortalecernos, carganos de energía vital y son portadores de los mensajes de la madre tierra. Es por todo esto, que un paseo por la ribera del río Alfambra, al abrigo de sus impresionantes chopos cabeceros, se convierte en una experiencia que difícilmente podrás olvidar.

Barranco del Tranco en Villel y minas de Azufre de Libros

Dos rincones maravillosos y antagónicos, una modelado por el agua y el viento y otro por el ser humano, en las inmediaciones del río Turia.

El barranco del Tranco, constituido por grandes rocas calizas, modeladas por el fluir del agua durante años y años, permanece escondido, entre la amalgama de colores de las arcillas que lo rodean. Conforme nos adentramos en el barranco, la luz se va haciendo más tenue y sentimos como la humedad empieza a inundar cada uno de los recovecos. Dejamos de ver el cielo, escondido detrás de las grandes piedras que tenemos, prácticamente, sobre nuestras cabezas, y que nos marcan el camino. En algunos puntos casi podemos tocar las paredes que tenemos a ambos lados, y allí parados, con los ojos cerrados y en silencio podemos imaginarnos el agua fluyendo a lo largo del barranco, deshaciendo, poco a poco la roca. Es un lugar único para conectarse con la naturaleza y ser consciente de su fuerza y poder.

La minas abandonadas de azufre de Libros nos trasladan a finales del siglo XIX, a un lugar árido, a una época donde la industria y la explotación minera empezaban a generar trabajo que atraía a muchas familias. Al principio, al carecer de una casa, la excavaban en el terreno, y ahora, gracias a José el Francés, que ha dedicado parte de su vida en restaurar algunas de estas cuevas, podemos verlas, visitarlas y pasear por ellas, admirando los distintos espacios, sentándonos un rato en sus salones a conversar, fingiendo ser uno de esos mineros que trabajaron duramente para sacar adelante a su familia. Es un paseo por una parte la historia de esa zona, lleno de la vivencias de cada uno de los habitantes que moraron allí.

Camino natural de San Blas al pantano del Arquillo

El fluir del agua, su frescura y sonido, las distintas tonalidades que adopta dependiendo de la luz y la época del año, suponen un deleite para nuestros sentidos y nos impregnan de emociones conforme avanzamos en el recorrido. Su vegetación, diversa y cambiante, nos recuerda que las plantas, esos seres inmóviles, también manifiestan sus preferencias a la hora de elegir un lugar donde vivir. Siguiendo el curso del río Guadalaviar podemos colocarnos encima de él, gracias a las pasarelas que los jalonan, quedándonos como suspendidos entre el cielo y el agua, deleitando nuestras pupilas con el paisaje que observamos y nuestro olfato con los distintos olores que parece que llegan de todas partes.Ruta el Croa Camino de San Blas

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